Citas

Hija de Humo y Hueso

Érase una vez un ángel y demonio que se enamoraron. Pero su historia no tuvo un final feliz.
(pág. 9)

Capítulo 3: Caraculo

Movimientos como versos de un poema y sonrisa de esfinge.
(pág. 30)

—No conozco muchas reglas para regir la vida —había afirmado—. Pero te enseñaré una muy sencilla. No metas en tu cuerpo cosas innecesarias. Nada de venenos ni productos químicos, tampoco gases, tabaco o alcohol, ningún objeto afilado ni agujas prescindibles (drogas o tatuajes) y, por supuesto…, ningún pene innecesario.
—¿Penes innecesarios? —había repetido Karou, encantada con la expresión a pesar de su dolor—. ¿Existe alguno que sea necesario?
—Cuando aparezca el adecuado, lo sabrás —había añadido Brimstone.
(pág. 34)

Capítulo 10: La chica que va de acá para allá

Ansiaba una presencia a su lado, en todo momento. Unos dedos que rozaran ligeramente su nuca y una voz que se uniera a la suya en la oscuridad. Alguien que la esperara con un paraguas para acompañarla a casa bajo la lluvia, y sonriera abiertamente al verla llegar. Que bailara con ella en el balcón, cumpliera sus promesas y conociera sus secretos, que creara un pequeño universo allí donde se encontrara, solo con abrazos, susurros y confianza.
(pág. 88)

Capítulo 18: No luches contra monstruos

—Forma parte de la condición de monstruo no identificarse como tal. Es como el dragón que mientras estaba agachado en una aldea devorando doncellas escuchó a los campesinos gritar: «¡Un monstruo!», y se volvió para mirar.
(pág. 145)

—¿Te has preguntado alguna vez si son los monstruos los que provocan la guerra, o si es la guerra la que genera monstruos?
(pág. 145)

Capítulo 21: La esperanza realiza su propia magia

—Los deseos son engañosos; sin embargo, la esperanza es sincera. La esperanza realiza su propia magia.
(pág. 167)

Capítulo 24: Volar es fácil

—¡Oye! Puede que mi cuerpo sea pequeño, pero mi espíritu es grande. Por eso llevo zapatos con plataforma. Para estar a la altura de mi alma.
(pág. 191)

Capítulo 33: Absurdo

—Madre mía. Debes. Aparearte. Inmediatamente.
(pág. 269)

—No existe ninguna ley que prohíba volar, ¿verdad?
—Claro que sí. La ley de la gravedad.
(págs. 274-275)

Érase una vez un ángel moribundo tendido entre la bruma. Y un diablo que se arrodilló junto a él y sonrió.
(pág. 301)

Capítulo 40: Casi como magia

—La esperanza puede ser muy poderosa. Tal vez no haya verdadera magia en el hueso, pero cuando sabes qué es lo que anhelas y lo mantienes como una luz dentro de ti, puedes hacer que las cosas sucedan, casi como magia.
(pág. 326)

Capítulo 42: Dolor y sal e inmensidad

—Tu alma y la mía cantan la misma canción. Mi alma es tuya, y siempre lo será, en cualquier mundo. No importa lo que suceda… —su voz se quebró y tuvo que respirar hondo—. Necesito que recuerdes que te quiero.
(pág. 341)

Capítulo 53: El amor es un elemento

—El amor es un lujo.
—No. El amor es un elemento.
Un elemento. Como el aire que se respira, o el suelo que se pisa.
(pág. 405)


Días de Sangre y Resplandor
 
Capítulo 19: Paraíso
 
érase una vez un ángel y un demonio que se enamoraron y osaron imaginar una nueva forma de vivir —una sin masacres, ni gargantas desgarradas, ni hogueras en las que se quemara a los caídos, sin resucitados, ni ejércitos de bastardos, ni niños arrancados de los brazos de sus madres para cumplir su tarea de matar y morir—.
Una vez, los amantes yacieron entrelazados en el templo secreto de la luna y soñaron con un mundo que era como un joyero sin joyas —un paraíso a la espera de que ellos lo encontraran y lo llenaran con su felicidad—.
* * *
Aquel mundo no era este.
(pág. 80)

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